domingo, 2 de diciembre de 2012

El lado simple de la vida


La luz tímida de la luna llena, ilumina una noche en que la luz se esfuma de las aceras. Están a oscuras, se escucha el resquebrajeo de vidrios y murmullos alrededor. Han pasado sólo algunos segundos desde que uno de los mayores movimientos telúricos de la historia se haya dejado sentir en esta parte de la nación.

No hay luz, sólo murmullos temerosos y luces fugaces provenientes de linternas en casas adyacentes... La comunicación ha colapsado a través de los teléfonos móviles. Es de madrugada y estamos todos en pie. No sabemos qué hacer.

Coloco la radio, sólo ruidos entre frecuencias... Espera!... ahí hay algo, pienso. Una voz con acento argentino informaba sobre un temblor en Mendoza. "Tenemos información de un fuerte movimiento telúrico al otro lado de la cordillera. Al parecer  en Chile fue el epicentro". Recorro otras frecuencias y encuentro funcionando una radio (ya no recuerdo si era local o la biobio) Un auditor indicaba que se había producido un maremoto en Iloca. A la vez informaban de olas arrasando en Talcahuano y Constitución. No lo puedo creer. ¿Podía ser esto real?

Por la mañana confirmamos la información. Se hablaba de cientos (o miles) de personas desaparecidas. Agradecía poder estar en mi hogar.

Por la tarde, mi telefono móvil carecía de carga. Me entero que en la municipalidad hay electricidad y la están suministrando para cargar artefactos electricos (celulares sobre todo).

Me encuentro con muchas personas aglutinadas en torno a alargadores que suministraban electricidad a sus teléfonos. Ahí me quedo. Empieza a anochecer y falta poco para completar la carga. Ya es de noche, todo está oscuro. Transitamos por la calles a tientas, una vez más la luna ilumina tenuemente nuestro pasar.

Lo importante ya no era el mall, las compras, el consumo, ni los pelambres de farándula. Lo importante ya no era el LCD, el llanto de un niño por no satisfacer sus caprichos (un helado quizás) o el permiso para jugar a la pelota. Lo importante ya no era llegar a la hora especificada al colegio o a trabajar, entregar el reporte de nuestro trabajo oportunamente, de acuerdo a plazos arbitrariamente deifinidos o lavar el auto.

Lo importante radicaba en encontrar un lugar con electricidad, cargar nuestro celular y comunicarnos con nuestros seres queridos. Lo importante estaba en enterarnos que las personas que queremos estaban vivas y bien. Que sus casas se mantuvieron en pie y no hubo mayores desgracias personales ni materiales. Lo importante radicaba en obtener suministros alimenticios para mantenerse durante los días complicados sin electricidad. Lo importante radicaba en establecer lazos con nuestros vecinos para cuidarnos los unos a los otros. Todo lo demás pasó a esferas secundarias o terciarias.

Los temas intrascendentes de nuestras vidas desaparecieron de un plumazo, en sólo 200 segundos. Le bastaron 3 minutos y 20 segundos a la naturaleza recordarnos que nuestra vida está adornada de tanta superficialidad que terminamos relegando lo necesario a la esfera de lo secundario. Sólo basto ese corto lapso de tiempo para desaparecer la venda de nuestros ojos. No se necesitaba más.

Sólo bastaron un par de meses de ilusoria "normalidad" para volver a lo mismo de siempre. Incluso, la soberbia de algunos los llevó a buscar culpables por lo sucedido. Volvemos a lo mismo...

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